Hace unos días los miembros del equipo nos dispusimos a investigar acerca de un hecho que nos causo tristeza, un hecho que no es más que deplorable, pero aquí en la Universidad es cosa de todos los días, se trata de la poda total de un árbol, para ser más específicos, de la tala total de un árbol llamado Fresno, un árbol que nació antes del año 1973, según las palabras de un intendente de la facultad de Derecho y Criminología, se que a primeras instancias los culpables serian los de la misma facultad, pero al igual que yo ustedes también se equivocaron; ya que los culpables son los miembros de la misma universidad.
Tras una breve pero fructífera entrevista, logramos saber a quién le corresponde el cuidado y mantenimiento de las “áreas verdes” o cuando menos de la mitad y la mitad, verán, la universidad para ya no contratar jardineros (que son los que saben cuidar los arboles, plantas y pasto) contrato a dos compañías que se encargan de “dividirse el trabajo”; unos son miembros de la facultad de agronomía y otros son una compañía externa (que son los encargados de limpiar los botes de basura ecológicos); la idea de mantener limpia y cuidad a la universidad es buena y está bien, lo que no está bien es, que maten a los arboles solo porque no hay tiempo para cuidarlos a todos.
Las compañías contratadas mataron el Fresno de más de 40 años argumentando que ya era peligroso, que estaba llenándose de hormigas y que podían lastimas a alguien sus ramas, porque según esto ya estaban muy largas. La solución ante el problema y con la falta de tiempo es la de podar el árbol hasta sus raíces; pero entonces ¿a quién culpamos?, ¿quién se va hacer responsable por la “mínima” perdida?, porque para ello solo era un árbol más que cuidar.
Para estas preguntas desgraciadamente no tengo las respuestas pero lo que si se, es que no es justo que las áreas verdes la tengan que llevar por la falta de personal, la apatía y negación de Rectoría para contratar más personal, que cumplan con las necesidades y requerimientos de cada facultad y que cuando menos acudan cada dos días y no cada 15 días, porque si seguimos así, no se sorprendan que sustituya el pasto por cemento, total, si no hay nadie que lo cuide.
El personal administrativo cambia, el rector cambia, los maestros y alumnos cambian, pero los arboles siguen, capaces de superar sequias, inundaciones, heladas; pero aun así no pueden superar la orden burocrática que dicta la muerte de un ser que ya no puede ser cuidado y según esto, ni pagado.
Claudia Abigail Muñoz Ríos.
Silvia Elizabeth Rodríguez Silva.
Silvia Elizabeth Rodríguez Silva.
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